HECHO EN CASA

lunes, 13 de octubre de 2008


Al escuchar nombres como Diesel, Americanino, o Chevignon, al instante nos transportamos a la imagen de una escultural figura femenina que lleva puestas alguna prenda de las marcas antes mencionadas, pero esta chica tiene una característica particular, camina al mismo tiempo, que el ultimo celular que salió al mercado, es contestado por ella, además espera pacientemente que llegue su padre a recogerla en uno de sus varios carros.

Por lo menos para personas como yo a las que no las atropella la tecnología sino la moda, es difícil imaginar cuanto pueden llegar a pagar una persona por obtener uno de los muy variados productos que ofrecen las grandes marcas mundiales. Lacoste, Studio f ó puma son algunas de las marcas mas vendedoras a nivel mundial, sus ingresos anuales son multimillonarios, pero como no, sí los precios de las prendas y accesorios que estas marcas venden oscilan entre los $100.000, hasta millones de pesos. Sin embargo hay quienes prefieren dejar de comer, para tener en su closet, un Armani, o un Calvin Klein.

Estar a la moda o más bien marcar la moda se ha convertido para los jóvenes en su gran tarea diaria. Como dicen los abuelos, en mis tiempos era diferente, pues si ya cambiaron los tiempos y en estos el mundo gira alrededor de las etiquetas de jeans y blusas. No solo se trata de cuanto puedas pagar sino de cuanto puedas lucir. No será lo mismo un puma, que un De la Renta, o un Divas que un traje diseñado por Adolfo Domínguez. Entre mas renombre tenga la marca o el diseñador que lo haya confeccionado, mas distinción se podrá obtener a la hora de comparar en las “reuniones sociales”. Los grupos sociales influyen de gran manera en la asimilación de las marcas como un concepto de poder, debido a que dentro del grupo se debe tener un estatus mínimo para pertenecer al mismo, así entre mas se muestre mas territorio se puede marcar en las esferas sociales. Tal como lo menciona García Canclini en su teoría del consumo cultural: “El consumo como lugar de diferenciación social y distinción simbólica entre los grupos”. No se es igualmente conocido si su carta de presentación incluye un Valentino con camisa Ralph Laurent, que un pantalón roto con una blusa Ra – pa –da.

El consumo es un proceso de recepción (en este caso consumo de marcas) que permite al receptor formar su entorno y su vida alrededor de el. Las marcas, los estilos, los colores, la moda marcan la parada en la vida de muchos colombianos, pero hay quienes no nacimos para vivir rodeados de tanto lujo. Para nosotros existe un closet especial ese que esta lleno con las mejores marcas que son las que fabrican los jeans rotos por culpa de las una y mil lavadas, los zapatos heredados de nuestros hermanos mayores y los accesorios de la tía, la mejor amigo en prestaron y nunca devolvimos.
Quienes vestimos con lo primero que se nos atraviesa, y lo que menos este sucio ese día, también llevamos nuestra marca: HECHO EN CASA.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

ESTA REDIVERTIDO ESTE TEXTO, DEBERIAS ESCRIBIR MAS DE ESTE TIPO...BIEN

Anónimo dijo...

La ropa sucia se la va en casa.. hagamos las cosas en casa, no las busquemos de otro lado.. abajo el TLC..

Anónimo dijo...

si abajo el tlc jajajaja pero lo importante es denunciar el poco sentido de patriotismo que tenemos los colombianos preferimos las cosas por la marca asi sea que hallan productos nacionales que son mejores,, por eso se estan acabando las pequeñas empresas locales.. no mas gringos... abajo el invacionismo yanqui..

Anónimo dijo...

apoyemos el talento local... no a al extranjerismo...

felipe Paez dijo...

abajo el tlc viva el comunismo